lunes, 5 de enero de 2009

Si! Clarin: ''No puedo darles algo místico''

En Si! publicaron un artículo acerca de Rob Pattz y sus fans.

Un cronista desde el frente de batalla: el protagonista de "Crepúsculo", cara a cara con las lectoras más fanáticas.
Hay momentos en que las limitaciones de la palabra impresa se hacen omnipresentes, como cuando se quiere transmitir lo que se escucha cuando Robert Pattinson, que interpreta al seductor vampiro Edward Cullen en la película Crepúsculo, aparece sobre una plataforma en un shopping de Filadelfia ante más de mil chicas, en su mayoría adolescentes. En lo relativo a tono, frecuencia y volumen, el sonido haría que el lanzamiento de un transbordador pareciera una nimiedad o que la guitarra de Jack White resultara suave. Seguramente debe haberse acercado al volumen sonoro del Shea Stadium el día que tocaron los Beatles, aunque con el agregado de cámaras de teléfonos celulares y furioso mensajeo. Todo esto es obra de un actor británico casi desconocido que había muerto en una película de Harry Potter y que ahora se convirtió en el más furioso fenómeno adolescente de los últimos años.

"¿Por qué tanto revuelo?", pregunta Robert cuando sale. Se pasa la mano por el pelo con aire distraído, lo que desata un caos. Cada vez más nervioso, reacciona estirándose la remera blanca. Luego se ríe ante lo absurdo que es todo... y eso es demasiado. Una chica cae en brazos de una amiga. "¡No lo resisto!", grita. Junto con otros actores del elenco de Crepúsculo, Rob recorre locales de Hot Topic, una cadena que apunta a los adolescentes en shoppings de los Estados Unidos. La gira no está destinada a despertar interés por la película sino a alimentar el monstruo en que se convirtió. Las fans llegaron la noche anterior para asegurarse el tesoro: las primeras quinientas reciben un póster autografiado. Las demás tienen la oportunidad de ver la breve aparición de Rob: cuando se concreta, no es a un actor lo que ve la multitud sino a Edward Cullen, el novio perfecto que, por una de esas casualidades, se alimenta de sangre.

Cuando él se presentó en un local de Apple en el SoHo neoyorquino, una fan le pidió que la mordiera. "Se olvidan de que soy un actor que interpreta un personaje", dice ahora: "Niegan la realidad y creen que soy Edward". Rob, que tiene 22 años, confiesa que no tiene idea de cómo manejar la situación en la que está: a punto de encontrarse con miles de adolescentes, y muchas de sus madres, que están enamoradas de él. "Es raro", se lamenta: "Llegan de tres estados y se me acercan temblando. Me siento en desventaja porque en los dos segundos que tenemos no puedo darles ese algo místico que vienen a buscar."

Igual, nadie se queja. El público consiste en niñas, madres, adolescentes góticas y hasta algún ocasional chico emo. Todos tienen su momento con Robert, que se sienta a una mesa y firma pósters hasta que se acaban. Alena (19) logra mostrarle a Pattinson el tatuaje que se hizo sobre una oreja: una pequeña manzana y la palabra "cordero", que es el apodo que Edward le puso a su enamorada Bella. Después, la fan se recuesta en un kiosco frente al local con el rostro bañado en lágrimas. Otras la rodean. "Lo tuve así de cerca", solloza: "Pudo haberme mordido el cuello".

"Cuando viene al local y está con estas fans, se convierte en Edward", se confunde Betsy McLaughlin, gerenta general de Hot Topic: "Una oportunidad como ésta se presenta una vez en varias décadas", y menciona a Harry Potter, Bob Esponja y South Park. Esa ansia de sangre ya le había dado a los estudios Summit la pista de que estaban ante un superéxito. La remera que tenía puesta una fan antes de que se estrene la película era un buen augurio: "Nunca recibí la carta de Hogwarts que esperaba", decía en el frente, y continuaba en la espalda: "Por eso me mudo a Forks para vivir con los Cullen". Nancy Kirkpatrick, presidenta de Marketing de Summit, declara: "Habíamos pensado que podía ser algo muy grande, pero no hay un modelo específico para este tipo de película. Adoptamos el esquema de las historias de superhéroes e incorporamos lo que consideramos adecuado. El héroe tenía que ser un héroe y también había que identificar al villano. Usamos esas tácticas apuntando a un público femenino."

La película anterior de Catherine Hardwicke, la directora de Crepúsculo, fue El nacimiento, que también presentaba un amor mortal/inmortal no consumado, pero ahí termina el parecido. Ella también dirigió A los trece, un abordaje escandalizado de la sexualidad adolescente, y Los amos de Dogtown. Ahora explica: "Es la historia de una joven que está tan enamorada que no le importa si muere o se transforma en vampiro. Eso tiene algo muy peligroso y atractivo, y todo sucede con el maravilloso escenario de las montañas. Es un amor obsesivo que no difiere mucho de Romeo y Julieta o Titanic".

De vuelta en la locura del shopping en Filadelfia, Robert Pattinson sigue parado con cierta torpeza, pero de algún modo también es bello al mismo tiempo. El DJ de una radio local le entrega preguntas escritas del público, pero el griterío impide escuchar sus respuestas. "¿Les interesan las preguntas o no quieren hablar?", pregunta Pattinson. Una joven que tiene puesta una remera con el escudo familiar de la familia Cullen, se anima y contesta: "¡Sólo queremos mirarte!".

Pueden ver otro artículo referente a Twilight AQUI en Si! de Clarín.

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